DECLARACIÓN DE DIRECCIÓN


Lamentamos tener que informar, una vez más, que la violencia instalada y ejercida por un grupo minoritario de estudiantes del colegio vuelve a poner en riesgo la seguridad y la integridad física y sicológica de los estamentos que conforman la comunidad institutana. Que estudiantes desarraigados de las más mínimas consideraciones cívicas, que no trepidan en arriesgar su propia integridad física, continúan generando con sus actos, el terror y el caos al interior del Instituto y en los sectores aledaños, afectando la vida de vecinos, funcionarios de servicios públicos, comerciantes y transeúntes.

Estudiantes que, con total desconocimiento de su familia o, en ocasiones, amparados por sus propios padres y apoderados, vienen desde el año pasado mostrando en forma creciente e ilimitada, una violencia que nunca habíamos observado: porte y uso de elementos incendiarios lanzados al interior y al exterior del colegio; amenazas y agresiones físicas y psicológicas a profesores, asistentes de la educación y directivos; llamados a la destrucción de la infraestructura del colegio teniendo como pretextos “persecución política”, limitaciones a la libre expresión y al derecho de reunión y tantos otros argumentos que no resisten ninguna reflexión seria, pues se construyen desde la falsedad, el fanatismo, la ignorancia y la premeditación.

Los hechos de violencia perpetrados por estudiantes ocurridos en el día lunes 6 de mayo a partir de las 18 horas y que nuevamente impidieron el término normal de las clases. Que se unen a lo ocurrido en el mañana de ayer 7 de mayo, que obligó a las autoridades del colegio a suspender las clases y evacuar al alumnado como a su personal administrativo y de servicios, producto de que grupos de estudiantes encapuchados lanzaron más de 40 bombas molotov al exterior del colegio por calle Arturo Prat, que incendiaron materiales en el Hall central y rompieron sus ventanales, para posteriormente irrumpir en las dependencias de Administración y romper sus ventanales principales, tienen que llamar a toda la comunidad institutana, al sostenedor municipal, al Ministerio de Educación y a las autoridades de gobierno a tomar medidas que frenen esta creciente ola de violencia y que instigada por grupos extremistas de estudiantes y adultos, continua destruyendo a la educación pública chilena. El estado emocional de parte importante de esta comunidad educativa se encuentra gravemente afectado y lo peor es que se siente desamparada, con angustia permanente, al no tener posibilidades expeditas para alcanzar una solución. Los establecimientos públicos de educación y su personal no están preparados para administrar y resolver hechos delictuosos de la envergadura de los que hemos sido testigos y víctimas.

No es posible seguir soportando esta violencia física, moral y de palabra por parte de estos estudiantes que no son capaces ni merecen honrar el sello institutano y donde algunos de sus apoderados, confundidos en sus propios dogmatismos y frustraciones de vida, pretendiendo defender a la educación pública, los usan y los apoyan en esta escalada violentista que busca sin lugar a dudas una víctima más para mantener en el tiempo los argumentos que les permitan visibilizar sus consignas sobreideologizadas, so pretexto de mayores grados de participación.

Llamamos una vez más a este grupo de estudiantes a deponer sus conductas y a respetar las normas del estado de derecho, que rigen a la sociedad chilena para una sana y civilizada convivencia, tanto al interior como al exterior del Instituto. Los instamos a no retroceder como personas ni a confundirse con el lumpen y el delincuente. Y si consideran que el Instituto Nacional no los representa, retírense pues no lo merecen y su permanencia solo afecta su vida institucional y de comunidad educativa. Asimismo llamamos al estamento de los estudiantes y al de los apoderados a evitar que estas prácticas sigan desarrollándose pues irremediablemente terminarán por afectar y destruir el sueño y la ilusión de tantos otros de nuestros queridos estudiantes y el de sus familias, que aún ven en el Instituto Nacional una posibilidad de tránsito para un progreso cultural, social y material.

Santiago, 7 de mayo del 2019.

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